G.I. GURDJIEFF – La Guerra y sus Consecuencias (VI)
De regreso a Francia, se instala, después del desastre de 1940, en un apartamento de la rue des Colonels-Renard. Entre los discípulos de todas las edades y condiciones a quienes recibe cotidianamente figuran dos escritores de los que se hablará: René Daumal y Luc Dietrich. Ambos mueren en 1944.
Tiene más de 70 años, pero su actividad no disminuye en absoluto. En 1949, se dirige, una vez más, a los Estados Unidos, para supervisar la edición de sus dos obras: Encuentros con hombres notables y Relatos de Belcebú a su nieto.
Durante el año 1949, después de un viaje por Francia y Suiza, reside algún tiempo en Vichy. Su salud se debilita bruscamente. De regreso a París, a comienzos del mes de octubre, ingresa en el hospital americano de Neuilly. Sabe que va a morir. Hace venir a sus compañeros y les habla extensamente a cada uno. El 19 de octubre, están todos reunidos alrededor de su lecho. Gurdjieff los mira, intensa, fijamente. Entonces exclama, con un humor matizado de ternura: “¡Os dejo metidos en un buen lío!” Se da la vuelta. Está muerto. Ha pasado sin agonía, con toda lucidez, de la vida al más allá.