La Meditación
por Solala Towler
Parte I
¿Quién puede esperar tranquilamente mientras se enloda de fango?
¿Quién puede mantener la quietud hasta el momento de la acción?
Laozi (Capítulo 15)
Cuando la gente oye hablar de la meditación, uno puede pensar que se trata de una austera práctica de sentarse en una posición poco confortable, durante un largo período de tiempo, intentando forzadamente de no pensar en nada mientras la mente corre salvajemente de aquí para allá y piernas y espalda incomodan al practicante con calambres y demás… O bien pueden pensar que se trata de retirarse en altas montañas dejando tras de sí las formas de vida corriente y entrando en un reino de infinitud…Otros pueden asociar a la meditación la imagen de filas y filas de cuerpos silenciosos, sentados incluso durante la noche, tratando intensamente de trascender la consciencia “normal”, a fin de alcanzar un estado iluminado que resolverá inmediatamente todos sus problemas mundanos…
La dificultad con todos estos cuadros es que la meditación puede contener aspectos de todos ellos y aún así, en su verdadera esencia, ser mucho más simple, más directo, y más fácil de aprender y de integrarla en la vida diaria de uno.
La meditación, si es practicada correcta y regularmente en la manera apropiada para cada individuo, puede abrir puertas a mundos que ni siquiera podemos imaginar…llevándolo a uno más allá de cualquier idea de Dios, del Tao, del Eterno o del Gran Misterio… Puede permitir un incremento de las percepciones de la condición corporal o estados energéticos, así como dar paso a vislumbres más profundos en el terreno emocional.